
Desde hace un tiempo, se ha empezado a notar en decoración cierta tendencia hacia lo asiático, una forma de entender el espacio en el que estamos la mayor del tiempo rodeado de cierto espiritualismo. Este estilo se basa también en el minimalismo, pero no al estilo nórdico, donde todos los muebles y accesorios son para darles un uso práctico; aquí se trata de conectar con nuestro «yo» interior, creando todo un ambiente que lleve a la paz y a buscar la paz dentro de nosotros mismos. Un concepto totalmente diferente, como puedes ver.
Tenemos en mente que la cultura asiática es otra cosa, y que en nada se parece a la occidental. Hace un tiempo se pensaba que era una sociedad pasiva, sosegada, libre del estrés que nos lidera en esta parte del mundo… pero se demostró que no es así. Lo que es cierto es que parece que la diferencia está en la forma de afrontar ese estrés, y en la filosofía de vida que practican para poder salir de él. Mientras nosotros echamos mano de dioses creados a nuestra imagen y semejanza (que nadie se equivoque pensando que es al contrario), ellos parecen inclinarse más hacia la naturaleza; y en vez de buscar estar en paz con los miles de personas que los rodean como nosotros, ellos prefieren estar en paz con ellos mismos, pensando que eso se proyectará en su relación con los demás.
Por eso, justo por esa forma de pensar tan distinta de la occidental, es por lo que nos sentimos atraídos hacia ellos, pero por unos más que por otros. Por ejemplo, llama mucho la atención la espiritualidad y encanto del Tibet, aunque en realidad no sepamos mucho de ellos, sólo con las nociones que algunas películas nos han dado; pero parece que esas pocas nociones nos son suficientes para pensar que es algo así como un lugar lleno de magia, con personas que sólo piensan en alimentar su espíritu con la meditación, y que al parecer lo logran, casi como si levitaran sobre la tierra y no tuvieran preocupaciones tales como el comer y el beber al igual que el resto de los mortales. Ya sabéis, cosas como los lamas, sus monasterios y templos construidos en las montañas más altas, la triste historia de su expolio por el gobierno Chino en el siglo pasado, y por supuesto todas las leyendas que se te ocurran sobre el Dalai Lama, su líder espiritual que, al morir, se reencarna en otro cuerpo, que sus acólitos deben salir a buscar por el mundo.

En el Tibet, la religión oficial es el budismo, como lo es también en muchos lugares de Asia; sin embargo, no es una creencia que hayamos adoptado del todo, parece que sus principios no terminan de calar en la sociedad de Occidente. Sin embargo, otro tipo de disciplinas relacionadas con esa fe sí que nos gustan, y no digamos ya de sus técnicas de relajación y meditación, que sí que nos pirran. El yoga, y multitud de accesorios de origen budista, como los malas tibetanos, están de rabiosa actualidad, yo diría que casi se han convertido en una moda. La verdad es que no está mal, son un soplo de aire fresco diferente en nuestras rutinas, y ya son muchos los gimnasios donde se practican estas disciplinas relajantes; además, muchas tiendas físicas, y también tiendas online, se dedican a importar toda clase de artículos (joyas, ropa, objetos de decoración…) con inspiración budista, cosa que no les va mal.
Así que sólo nos queda buscar un pequeño rincón en casa y convertirlo en una zona de relajación, lo que se diría un espacio «chill-out», para poder empezar a traer esta moda de espiritualidad a nuestro hogar. No es difícil en realidad, y podría convertirse en otro de esos santuarios propios en nuestra propia casa, donde lo que prima es sentirse bien. Pronto abordaremos este tema con profundidad.